El presidente de Colombia, Gustavo Petro, presentó el sábado en la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas la nueva política nacional de drogas. Esta política busca dejar atrás el enfoque tradicional de persecución al cultivo de hoja de coca y enfocarse en la transformación territorial y la desarticulación de organizaciones criminales.
Durante su participación en la conferencia, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, mencionó que esta nueva política ya lleva meses aplicándose en Colombia. La estrategia, denominada “Sembrando vida desterramos el narcotráfico”, ha sido trabajada en conjunto con organizaciones sociales y comunidades de las zonas más afectadas por el narcotráfico.
La nueva política antidrogas colombiana consta de dos etapas: “Oxígeno” y “Asfixia”. La primera etapa está enfocada en la transformación territorial y en dar alternativas a los cultivadores de coca, mientras que la segunda busca desarticular y perseguir a las organizaciones criminales involucradas en el narcotráfico.
Si bien los detalles específicos de la política aún no han sido revelados, el Ministerio de Justicia ha asegurado que se renovarán programas como el de sustitución de cultivos y estrategias como la de incautaciones y lavado de activos.
Algunos expertos han criticado al ministro de Justicia, argumentando que esta nueva política no trae nada nuevo, ya que el propio acuerdo de paz en Colombia ya mencionaba la sustitución de cultivos. Sin embargo, queda por ver si la diferencia se encuentra en la implementación de la política en comparación con gobiernos anteriores.
En un momento en el que el cultivo de coca en Colombia ha alcanzado cifras récord, con 204,000 hectáreas según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), es importante evaluar el impacto de esta nueva política en la reducción de la venta de hoja de coca y pasta base, así como en el bienestar de las comunidades afectadas por el narcotráfico.
Además de enfocarse en la desarticulación de organizaciones criminales y la transformación territorial, también se espera que esta política incluya enfoques alternativos como estrategias de salud pública para abordar los consumos problemáticos. El ministro de Justicia ha mencionado la posibilidad de trabajar con médicos, terapeutas, psicólogos y considerar experiencias de suministro controlado de estupefacientes utilizadas en otros países.
En resumen, Colombia presenta una nueva política antidrogas que busca cambiar el enfoque tradicional de persecución al cultivo de hoja de coca. Con un énfasis en la transformación territorial y la desarticulación de organizaciones criminales, esta política tiene como objetivo crear condiciones de paz y seguridad en las comunidades afectadas por el narcotráfico. Aunque algunos expertos critican la falta de novedad en la política, se espera que su implementación marque la diferencia en la lucha contra el narcotráfico en Colombia.
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