El expresidente Álvaro Uribe visitó San Antonio de Prado, Medellín, acompañado por candidatos al concejo de la ciudad y miembros de juntas de acción local y comunal. Sin embargo, después de su visita, expresó su disgusto en las redes sociales y denunció un presunto sabotaje a su campaña política. Según su relato, recibió una llamada por la mañana en la que le advertían que no debería dirigirse a ese lugar debido a la presencia de jóvenes afiliados al Pacto Histórico que estaban protestando en su contra y habían vandalizado con grafitis ofensivos la iglesia y otros establecimientos locales.
Durante su visita, Uribe se encontró con un grupo de jóvenes que llevaban una pancarta con la inscripción “¿Quién dio la orden 6.402?”. Frente a esta situación, Uribe se aproximó al grupo y les planteó si poseían pruebas que los vincularan a violaciones de derechos humanos o a casos de falsos positivos. Uribe aseguró que no permitiría ser intimidado y decidió acercarse personalmente al lugar para enfrentar a los jóvenes y abordar la situación. En un momento dado, apartó a los miembros de su equipo de seguridad que estaban en primera fila y relacionó a los portadores de la pancarta con la administración actual, a la que acusó de actos de corrupción.
Es fundamental destacar que hasta la fecha no se han reportado disturbios ni actos de violencia en esta región del país, y todo indica que se trata de una discrepancia política entre las partes involucradas.
En otro contexto, durante su gira nacional para respaldar a los candidatos de su partido en las elecciones regionales del 29 de octubre, Uribe Vélez visitó Florencia, Caquetá. Allí, un seguidor decidió hacerse un tatuaje en su pierna derecha como muestra de su apoyo inquebrantable. Marlon Cortés, sargento de la reserva activa del Ejército Nacional, reveló su decisión a Uribe, quien complacido, no dudó en tomarse una fotografía con el militar para corresponder al gesto de lealtad.
La figura de Uribe Vélez representa una esperanza para la oposición política en las elecciones de 2022, y sus seguidores lo respaldan con determinación. Sin embargo, como es común en situaciones en las que se manifiesta públicamente admiración hacia una figura política, la imagen del seguidor tatuado generó reacciones divididas entre aquellos que expresaron su apoyo y quienes cuestionaron la acción del militar.
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