En Colombia, las elecciones regionales del próximo 29 de octubre de 2023 serán un termómetro para medir el estado de la democracia en el país. Con más de dos siglos de tradición electoral, estas elecciones no solo definirán el rumbo de las principales políticas públicas que afectan a la ciudadanía, sino que también demostrarán el alcance y el soporte con el que cuenta el actual gobierno de Gustavo Petro y su proyecto de izquierda bajo el llamado Pacto Histórico.
Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, en estas elecciones se elegirán 32 gobernadores, 418 diputados, 1102 alcaldes y 12.072 concejales de todos los municipios del país. Además, se conformarán las Juntas Administradoras Locales (JAL) con 6513 ediles.
Sin embargo, el panorama político en Colombia es complejo. En los últimos años, se ha visto un crecimiento de la informalidad política y la ambigüedad ideológica en los partidos políticos. Esto ha llevado a que las corrientes políticas de las ciudades y regiones estén tanto conectadas como desconectadas del nivel nacional.
Ante esta situación, es posible que candidatos emergentes desplacen a las fuerzas políticas tanto del gobierno como de la oposición. Esto podría resultar en la dispersión y poca representatividad en la toma de decisiones sobre los intereses cruciales del país.
En este contexto, será relevante observar si la coalición del Pacto Histórico logra encontrar sinergias que impulsen los planes del presidente Petro, o si la heterogeneidad de sus apoyos conduce a un desgaste. De no concretarse una tendencia clara, cada ciudad y región buscarán soluciones a sus desafíos de movilidad, vivienda, empleo, productividad y calidad de vida, desde la izquierda hasta la centro-derecha.
Por otro lado, estas elecciones también servirán para medir el estado y alcance de los partidos políticos en Colombia. Con cerca de 30 partidos acreditados en el Consejo Nacional Electoral y diversos avales bajo su seno, la política regional se presenta difícil de pronosticar. Será un festín de estilos de campañas que oscilarán entre lo tradicional y lo novedoso, lo importante y lo superfluo, lo emocional y lo racional.
Además, estas elecciones representan un pulso real entre la democracia y sus contradictores. La Defensoría del Pueblo ha alertado sobre el riesgo de violencia en 113 municipios en el contexto electoral, lo que pone en juego la paz y la estabilidad democrática en el país.
En resumen, las elecciones regionales en Colombia serán un termómetro para medir la democracia. Estas elecciones serán determinantes para el presidente Petro y su gobierno, así como para el estado y alcance de los partidos políticos. Será una prueba de la capacidad de los candidatos para establecer acuerdos y agendas transparentes y exitosas. La ciudadanía espera personas con contenido político, pero también con nivel técnico, experiencia y capacidad de gestión. Sin duda, estas elecciones marcarán el rumbo del país en los próximos años.
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