Los resultados electorales de las recientes elecciones territoriales en Colombia han dejado claro el descontento generalizado de la población con el gobierno del presidente Petro. Candidatos como Carlos Fernando Galán en Bogotá, Federico Gutiérrez en Medellín, Alejandro Char en Barranquilla y Alejandro Eder en Cali han obtenido triunfos arrolladores, lo que demuestra la desconexión del gobierno nacional con las regiones y las principales capitales del país.
El presidente Petro ha sufrido una derrota contundente en estas elecciones, perdiendo incluso el plebiscito a su gobierno. Su candidato en Bogotá, Gustavo Bolívar, ni siquiera alcanzó el segundo lugar, lo que demuestra el debilitamiento del bastión electoral del Pacto Histórico en la capital.
Estos resultados reflejan el desencanto de los votantes que esperaban un cambio con el gobierno de Petro, pero solo han recibido desilusiones constantes. Durante su gestión, el presidente ha dejado plantados a los gobernadores, ha tenido un pésimo manejo político en el Congreso, se ha visto envuelto en escándalos de corrupción y nepotismo, y ha demostrado falta de experiencia en el manejo de los asuntos del Estado.
Estas elecciones también han dado lugar a una nueva oposición, más fuerte y con cargos de poder para contrarrestar la demagogia y el populismo gubernamental. Es una derrota enorme para el Pacto Histórico que prometió cambio, pero no ha logrado cumplir con sus promesas y ha desencantado a muchos votantes.
El contexto de estas elecciones ha estado marcado por una profunda crisis institucional y de gobernabilidad. A tan solo 24 horas de que se abrieran las mesas de votación, ya se habían presentado varios escándalos. Por un lado, se reveló que el Gobierno Nacional había negociado la presencia de las disidencias de las FARC en Popayán, lo que generó repudio y preocupación. Además, se produjo un lamentable incidente en Gamarra, Cesar, donde vándalos incendiaron el material electoral y causaron la muerte de una persona.
A pesar de estos desafíos, la Registraduría cumplió su misión y logró entregar resultados a tiempo y a nivel nacional. Sin embargo, el defensor del pueblo había advertido que estas podrían ser las elecciones más ilegítimas en Colombia. Afortunadamente, el plan de seguridad de las Fuerzas Militares funcionó y se garantizaron unos comicios en paz.
Estas elecciones han dejado en evidencia que los alcaldes de izquierda respaldados por Petro no han logrado cumplir con las expectativas de la población. Alcaldes como Claudia López en Bogotá, Daniel Quintero en Medellín y Jorge Iván Ospina en Cali han dejado pendientes, escándalos y una pobre ejecución durante sus mandatos.
El panorama ha cambiado radicalmente para el presidente Petro, quien ha perdido aliados importantes en Bogotá, Medellín y Cali, y se enfrenta a uno de sus mayores contradictores en Barranquilla. Es necesario que el gobierno cambie su estrategia, busque consensos y llegue a acuerdos con alcaldes y gobernadores para poder terminar su mandato sin estar arrinconado y solo.
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